domingo, 26 de agosto de 2012

Preguntas, Investigaciones y Veredictos


El llamado Síndrome de la Adicción a Internet (InfoAdicction Disorder, IAD) está suscitando polémica. Hoy en día constituye todavía un interrogante la posibilidad de que una conducta semejante al IAD sea una realidad. El hecho que Internet se considere un medio de trabajo, de extraordinaria creatividad y una vasta fuente de información y otros recursos, pone en duda para muchos su carácter adictivo. 
Sin embargo, los partidarios de la existencia de este síndrome definen al 'netdependiente' como aquel individuo que realiza un uso excesivo de Internet lo que le genera una distorsión de sus objetivos personales, familiares o profesionales. El Center for On-Line Addiction (Centro de Adicción En-Linea) describe este tipo de adicción como un deterioro en su control y uso que se manifiesta en un conjunto de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos ya hablados en el post anterior
La socialización y la comunicación parecen constituir los elementos últimos del efecto "adictivo" de Internet (Intercambio de correo, participación en grupos de discusión, conversaciones en tiempo real, juegos en red). Sin embargo cuando estas mismas actividades prescinden de su soporte tecnológico pierden la connotación mórbida que se les ha querido dar. ¿Quién se preocupa por las prolongadas conversaciones de teléfono de los adolescentes tras haber estado juntos todo el día en el colegio? La lectura es otra actividad que puede captar completamente la atención sin que por ello se intente elevar a la categoría de diagnóstico. También el uso de estos medios de comunicación están reemplazando cada  vez mas los naturales (Contacto visual, reuniones...), lo cual es preocupante. Pero lo mismo se puede comparar con los teléfonos, la lectura y cualquier otra actividad que si se realiza en exceso, la persona se aísla poco a poco del mundo.
Cuando se es un nuevo usuario o se descubre un nuevo recurso en Internet se produce una fase de encanto, que se caracteriza por elevados tiempos de consumo y cierta "obsesión". Tiempo después aparece una caída del uso que corresponde con una percepción mas objetiva de lo que es Internet en sí o el recurso recientemente descubierto, apareciendo una fase de desencanto.
Finalmente aparece una fase de estabilidad donde el recurso o el uso de Internet en sí mismo halla su espacio natural en las actividades del sujeto. De este modo es esperable que una vez alcanzado este nivel se vuelva –episódicamente- al primer nivel, aspecto demostrado por los trabajos que presentan el carácter fásico en el uso de Internet y que tienen su antecedente en los realizados sobre el uso de videojuegos. Este fenómeno fue constatado por primera vez por Creasey y Myers en 1986.

Probablemente exista un equivalente a este fenómeno en la conducta de los sujetos que disponen por primera vez de una conexión a Internet, por lo que resulta evidente una llamada a la prudencia en la interpretación de las observaciones realizadas sobre sujetos recién llegados a la Red o que puedan haber descubierto nuevos recursos que les hayan devuelto a la primera fase.

Oficialmente en el colectivo médico no está considerada la existencia de una adicción a Internet como tal. En los manuales diagnósticos tanto de psicología como de psiquiatría, todavía no está considerada como una adicción, como por ejemplo sí está recogida la ludopatía (Adicción a los juegos de azar). En el ámbito internacional tampoco está recogida como una adicción. Sólo existen sugerencias individuales o de algunas asociaciones que reivindican que ya debería indicarse como una adicción. Para que la adicción a Internet sea considerada como tal tendrá que ser considerada, en primer lugar, en el ámbito científico como una categoría adictiva en sí misma. Como llevamos poco tiempo con el uso de Internet y hay pocas personas susceptibles de esta patología, no tenemos conocimientos científicos aptos para decir que esto es una adicción y cuáles son las categorías que lo definen. Estamos en una etapa inicial y no se tienen datos con certeza para definir un diagnóstico y un tratamiento.
Hasta el día de hoy no existe de modo oficial este trastorno, puesto que el conjunto de síntomas que se describen todavía no ha demostrado ni consistencia ni fiabilidad. Por lo cual es oportuno seguir investigando y aportando al estudio de esta conducta.






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